jueves, 13 de diciembre de 2007

Cromosoma Z por Violeta Barrientos

Texto leído en la presentación del libro "Cromosoma Z" de Jennifer Thorndike en la presentación realizada el 30 de noviembre del 2007 en el Centro Cultural de España.


Visita también el video de Rocío Silva Santisteban hablando del libro aquí:
RSS habla sobre Cromosoma Z



Cromosoma Z
Violeta Barrientos


Narradora se inicia en las letras con obra sobre temática “alternativa”.
Los 10 relatos de Jennifer Thorndike (Lima, 1983) se mueven en ese territorio, a veces culposo, otras difícil, y más vedado, de las relaciones homosexuales, vertiente al que las letras peruanas no está del todo acostumbrado.
(El Peruano, 27 de octubre 2007)


El libro de Jennifer Thorndike aborda una temática poco frecuentada por la literatura peruana. Por poco frecuente nos parece nueva pero la narrativa erótica no heterosexual ya tiene sus años en nuestro país, lo que ocurre es que ha sido en general marginalizada. Sólo cuando ha comenzado a ser explotada comercialmente gracias a escritores de la misma surgidos de la televisión, ha llamado nuestra atención de alguna manera, más por el escándalo que porque realmente se la considere una temática a tomarse en serio.
Todo esto, fruto de nuestros prejuicios, característicos de una sociedad ex colonial, poco comunicada con el exterior, poco moderna, pobre y de bajo nivel cultural. Lanzarse entonces con un libro así, no sería noticia en Europa o en los EEUU, ni aún en Argentina o Brasil, es noticia aquí. Debería ser noticia por su calidad simplemente.

De ahí que escribir libros en un contexto como el nuestro suene a ser toda una aventura de la que se puede salir triunfante o mal parado. En esa aventura, le deseo toda la suerte a Jennifer, pues lo primero que le va a suceder, y creo que ya le ha ocurrido, es que se pensará en seguida si su obra es autobiográfica…si es ella la lesbiana o la transexual que es descrita en su libro. Esta identificación puede ser tanto para bien como para mal. Para bien, puesto que probablemente los activistas homosexuales no sólo se apropien del libro, lo cual está muy bien, sino que también deseen que ella como persona se identifique a sí misma con las historias escritas. Para mal decía, porque identificada ella como autora de los escritos “vedados” puede ser “castigada” en su vida personal, en su trabajo, en su lugar de estudios, en su barrio, en su casa, por quebrar la norma social preestablecida. Ese es el precio que han pagado, mujeres que 500 años atrás creaban en un mundo masculino, afrodescendientes escritores en un país de blancos, indígenas hablando en su lengua en un contexto de colonialismo, y en los últimos dos siglos a todos ellos se han sumado autores que transgreden el ámbito de sexualidad normalizadora, de la heterosexualidad hegemónica.
Hay un rasgo muy curioso, y brevemente lo comento. Escritores varones que tocaran los mismos temas no fueron mirados “sospechosamente”. Hasta el siglo XIX, la mayor parte de autores sobre temática erótica lésbica fueron hombres. Desde Ludovico Ariosto en el siglo XV, pasando por Shakespeare, Diderot y los libertinos franceses.

Qué quiero decir con todo esto. Que la literatura no es sólo un terreno de estilo y oficio. Siempre será eso, es parte de su definición. Un texto cumple con determinadas características que hacen de él un texto literario o no. Pero un texto no es sólo eso. Se sitúa en un contexto que lo recibe de determinada manera. Por dar un ejemplo, la obra poética de Vallejo fue mal entendida en su tiempo, mal recibida y hasta ridiculizada. Posteriormente, con el desarrollo de mayores análisis literarios que pudieron desentrañar su complejidad y riqueza, fue puesta en su real valor. La literatura es un campo de batalla en donde no gana siempre la obra de mejor calidad, es un campo de intereses que van desde los críticos que tienen un lugar en la prensa, el poder de las editoriales –no es lo mismo autoimprimirme que publicar con Seix Barral- y los propios lectores. Estos tres ejes de poder condicionan la lectura de un texto y la suerte de su autor.
Por citar un ejemplo, cuando un grupo de autoras, poetas todas, se reunió a inicios de los ochenta para producir textos que hablaran desde el cuerpo y deseo sexual de una mujer pues éste era un terreno poco explorado a causa de justamente los prejuicios sociales, la poesía que ellas escribieron fue rápidamente asimilada por la crítica y la prensa de una manera completamente opuesta a la que ellas pretendían. La poesía que según ellas las afirmaba como sujetos, terminó siendo usada para convertirlas en objetos eróticos: “Las poetas se desnudan” me acuerdo que fue el título de uno de los libros de crítica más conocidos.

Estos son los desafíos que este breve libro puede encontrar y espero tanto por el libro como por la autora que salgan airosos de la prueba y es más, por el bien de la literatura peruana e incluso por el bien de nuestra democracia, por que haya menos discriminación, menos prejuicio, homofobia, sexismo, racismo, desearía que muchas otras autoras o autores jóvenes en particular, empuñaran el lápiz para hacer aparecer esas temáticas ocultas, esos personajes estigmatizados, invisibilizados y empequeñecidos.

El libro y su autora, tienen el mérito de abrir camino en estos tiempos, en esta sociedad.
El estilo fresco, ligero de los cuentos, sus personajes juveniles, lo hacen un libro de iniciación, de construcción de subjetividades, de construcción que incorpora como “accidentes de ruta” el encontrarse de pronto ante una sexualidad que no es la convencional y que es considerada como “no natural”. Lo que más me ha atraído en el libro es la curiosidad por saber el desenlace de cada historia, cuando los personajes se encuentran enfrentados ante su propio yo, ante sus propios instintos y el saber cómo pueden reaccionar ante ellos sea rechazándolos, sea aceptándolos. Creo que en el fondo la autora apuesta por una aceptación de los mismos que es sentida por los personajes como liberación, mientras que una negación de su propia sexualidad lo que encierra es culpabilidad.

Felicito a Jennifer por este libro. Disfrútenlo.


VIOLETA BARRIENTOS SILVA (1963). Nació en Lima en 1963. Estudió Derecho y Literatura en la Universidad Católica del Perú y un doctorado en Estudios Latinoamericanos en París donde residió seis años. Ha trabajado en organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres y de derechos humanos de Perú y Francia. Co-fundó con Doris Moromisato, Marta Meier y Rocío Castro, la propuesta editorial "Ediciones Noevas" en 1991.Ha publicado su obra poética en antologías y revistas del Perú y el extranjero. En 1991, publicó su primer poemario, "Elíxir", en 1992 (Lima, Ed. Noevas), "El innombrable cuerpo del deseo"(Lima, edición de la autora), en 1994 "Tras la puerta falsa"(Lima, edición de la autora), y en 1999, "El Jardín de las Delicias"(París, Indigo).


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