martes, 13 de mayo de 2008

Análisis del cuento "Polvo" por Esther Castañeda y Elizabeth Toguchi

Erotismo y fluir de la conciencia en “Polvo” de Jennifer Thorndike


Déjame que te cante como cuando eras mía,
hermanita silvestre, como cuando trepamos
el astro que salía a dormir soledades
entre nuestras pupilas destiladas de amor.

Julia de Burgos


Lo soñé impetuoso, formidable y ardiente;
hablaba el impreciso lenguaje del torrente;
era un mar desbordado de locura y de fuego,
rodando por la vida como un eterno riego.

Delmira Agustini


Convencionalmente se dice del cuento en general que es una narración breve, oral o escrita y su objeto es producir un solo efecto en el lector. Revisamos «Polvo» de Jennifer Thorndike, porque después de leer su primer libro, Cromosoma Z esperamos otro discurso febril e intuitivo, no nos ha defraudado, aunque no nos gusta el tema de la violencia doméstica contra la mujer inserta en «Polvo», decimos que es un relato hábilmente trabajado, que se basa en la ambigüedad de su discurso. Imita un monólogo zigzagueante que sigue los cambios de ánimo de la personaje principal y con esta escritura imitativa volvemos al suspenso de las antiguas películas en blanco y negro que creíamos olvidadas, porque de eso se trata, de una demanda de afecto cuya respuesta se viene postergando. A lo largo del relato, estamos a la expectativa y es eso lo que caracteriza a «Polvo»: distender esa atmósfera enrarecida, tan espesa que se podría cortar, tensa como la cuerda de un violín, la magia es la fusión de crisis y cambios, a la espera de un final, intuido desde las primeras palabras.

El cuento de Jennifer Thorndike va precedido de dos marcas culturales que encierran parte de las claves del sentido, nos referimos por un lado al título, «Polvo», y por otro a los versos de la canción «El necio» del cantautor cubano Silvio Rodríguez instituido ahora como epígrafe. Respecto al título, el Diccionario de la Real Academia tiene entre sus acepciones, las siguientes: Del lat. pulvus, por pulvi. 1. m. Parte más menuda y deshecha de la tierra muy seca, que con cualquier movimiento se levanta en el aire. 2. m. Residuo que queda de otras cosas sólidas, moliéndolas hasta reducirlas a partes muy menudas. 3. m. Porción de cualquier cosa menuda o reducida a polvo, que se puede tomar de una vez con las yemas de los dedos pulgar e índice. 4. m. En el lenguaje de la droga, heroína2. 5. m. Partículas de sólidos que flotan en el aire y se posan sobre los objetos. 6. m. coloq. vulg. coito. Echar un polvo. 7. m. pl. Producto cosmético de diferentes colores que se utiliza para el maquillaje.

Para nosotras «polvo» es un término que en el cuento tiene varios significados dentro de ellos se adecúa tanto a la primera como a la sexta acepción, por un lado, indicaría el nombre de las partículas sólidas con un diámetro menor a los 500 micrometros, es el polvo de las casas, oficinas o sea el polvo doméstico y a este polvo se refiere el comienzo: «Nunca habías dejado que se acumulara ni la más delgada película de polvo en mis muebles, en mis adornos y menos en mi piso de parquet». Y por otro, el relato que se tiñe de una fuerte sensualidad, apunta también a la sexta acepción, nos referimos a coito o relación sexual. Si bien no se alude explícitamente, la relación entre las dos mujeres aparece como unión de instantes sexuales y como materia moldeable por parte de quien tiene el poder, mezclando recuerdos antiguos y recientes, abriendo un espacio de posibilidades. La autora une caracteres, niveles de vida, tornándose la relación que al inicio era sólo obsesiva entre las dos, en una relación agresiva y tierna (de dominante a dominadora).

La presencia de un fragmento de los versos de la canción «El necio» en la estructura narrativa, ha hecho que estas palabras sean una de las claves del relato, el contrapunto ha sido entresacar este fragmento (5 estrofa vv 29-32) de un total de seis estrofas con 36 vv y situarlo en el frontis de su relato, haciéndolo aparecer como una especie de pórtico. Luego, ha trasladado la tensión político-personal que rodea a la canción a una tensión más individual. Destaca en el fragmento, dos conceptos: persistencia y actualidad, la primera, expresada reiterativamente en la palabra «necedad» junto a ella y segundo, el presente en la palabra «parió» y en «hoy». En fin, lo tomamos como la consolidación de un tiempo que se hunde en el pasado para rescatar decisiones y recuerdos. Sabemos del nivel político que contextualiza la letra de Silvio Rodríguez y que él mismo ha declarado: «Cuando escribí «El necio», estaba pensando en Fidel y, hasta cierto punto, en mí. Todas mis canciones tienen inevitablemente una dosis fuerte de mis experiencias personales. Pero en este caso, lo que me llevó a escribirla fue el ambiente ideológico de finales de los 80, principios de los 90 [...]. De alguna forma, yo conté esa revolución que se estaba yendo abajo en la Unión Soviética y los augurios de la nuestra». Lo que es arriesgado narrativamente hablando es el contrapunto que ha optado la autora para lograr ese efecto de contraste y de reacción, no sólo trasladando espacial y visualmente este fragmento de «El necio» a «Polvo» sino también ha mudado la tensión. Si por ejemplo, en la canción aparece el verso «la necedad de vivir sin tener precio» en la narración figura: «Así me querías porque no tenías a nadie y tu necesidad era más grande que tu orgullo, ¿verdad?». En los dos hay una alusión a la ley del mercado: la oferta y la demanda, en ambos, la oposición de dos maneras de vivir, en ambos coinciden en la decisión final. Thorndike ha trasladado hábilmente la tensión político-personal a una tensión más social e individual, lo que logra un distanciamiento sui generis.

La estructura del cuento toma forma de espiral en donde las acciones y recuerdos se entrelazan, y se dan impulsos para una búsqueda amplia, febril e irrepetible, son acaso éstas acciones irracionales y por lo tanto absurdas de las que trata «Polvo». Estamos en el mundo de los sentimientos, no hay duda, y ante la ruptura de una relación de dominio y posesión, todo es posible. ¿Es la trama, una historia de amor? ¿Cómo se cuenta una historia de amor? Usualmente se sigue una secuencia temporal desde el inicio hasta el final o se altera estas marcas convencionales. Un tópico en literatura es, describir esta secuencialidad u orden lógico de las acciones en las relaciones afectivas. (Inicio + Solución al obstáculo 1 y 2, para terminar en un Final feliz.). Respecto al orden, la autora no hace distinciones, en el cuento hay un inicio, obstáculos (tácitamente salvados) y un desenlace, a pesar de la naturaleza atormentada de esta relación de afecto y necesidad entre dos mujeres con los niveles de conciencia; se maneja la complejidad de la memoria y fantasías para representar sensaciones y emociones, se asemeja a la caracterización que hace Lula Carson Smith más conocida como Carson McCullers en Reloj sin manecillas.

La relación afectiva irrumpe en la vida de las personajes y la descripción de pequeños detalles nos dan cuenta de los inicios y los finales de esta historia, en general, son síntomas ante los que la pareja sobrevive o se hunde. Son causa de «los cambios», «la transformación», «la modificación» o como se llame esa retroalimentación de los sentimientos y esa extraña retroalimentación es la atmósfera elaborada en «Polvo». «Me di cuenta de que algo había cambiado en ti porque ese día caminé descalza desde la puerta de la casa hasta el sillón y sentí las plantas de mis pies ásperas». Así comienza «Polvo» y ese dirigirse a una segunda persona en un discurso indirecto libre, advirtiendo cambios, apuntan a la última vuelta de tuerca en una relación amorosa.

En la escritura de Thorndike, hay un trabajo con el tiempo y éste se expresa en variantes envolventes, hay varios tiempos anteriores al comienzo del relato que se extiende sobre la protagonista como agua jabonosa. Asimismo, posesivos como: «mis muebles», «mis adornos», «mi piso de parquet», «mis libros», apuntan a una composición social y a una adaptación al poder económico, cuya reiteración es explícita y sofocante. Ese es uno de los logros del cuento, la creación de una atmósfera agobiante, posesiva y reiterativa, para ello Thorndike funda un espacio emocional, con el punto de vista de una personaje no importa que no sea la más atrayente, eso no interesa, lo que importa es que convenza, –que nos convenza–, pues el monólogo interior si bien es una técnica narrativa por medio de la cual se revela lo más íntimo, lo especial y atrayente de ella es conseguir que parezca que no es ficción, que se lea verosímil la representación del «discurso» interior y esto es un trabajo de orfebrería narrativa.

Thorndike menciona algunos conceptos que son enlaces de otras acciones, las concentra y, las vuelve más densas y tajantes «Nunca habías dejado», «Seguro habías decidido ignorar aquellas imposiciones patriarcales que te obligué a aprender y cumplir». En fin, como una caja china su estructura es de nunca acabar pero esta carga significativa habla bien del cuento. Porque no es sólo inspiración sino trabajo. Son 15 haceres y/o saberes en la socialización de esta mujer: «limpiar, cocinar, hacer la compra, lavar la ropa, no tocar mis libros, no prender el televisor a menos que fuera para ver programas que no te hicieran razonar demasiado, pedir permiso para salir, hablar, pensar, callarte cuando hablo, callarte si no te hablo, salir acompañada, llegar a la hora exacta, arrodillarte como una perra y abrir las piernas cada vez que yo lo quisiera».

La idea de que es una relación de dos mujeres las que hacen esta historia debería añadir una perspectiva diferente al relato. Tal vez un erotismo más sofisticado, pero, no es así, porque se repite y reproduce la violencia y el machismo. En esta «pareja» hay una proveedora y una persona sometida, hay una persona que tiene el poder económico y psicológico. Nos preocupa la presencia de un modelo patriarcal, machista, conservador, de relación entre los sexos. Se trata de una tradición según la cual a un proveedor sea varón o mujer que adopta ese rol todo se le está permitido, siempre y cuando cumpla y siga con su rol de proveedor(a), se incluye la violencia doméstica, pues al proveedor todo se le está permitido, al personaje que hace de pareja sólo le toca someterse.

Nos interesa resaltar cómo el erotismo es presentado, si en anteriores tiempos se identificó a la mujer con la naturaleza e imaginó la feminidad en su faceta enigmática, ahora el erotismo violento y duro es el modo vital que rodea a las mujeres, ellas se comunican gracias a él, teniendo en el cambio la vía propicia para destruir lo que se está edificando. La imaginería de una feminidad seductora y devoradora a la vez que la otra asociada a la debilidad es también objetivo de Jennifer Thorndike, con la foto de la madre y el encuentro con la otra, estamos pues frente a una galería de caracteres de mujeres.

Por último, el monólogo tipifica a la protagonista, y la literatura peruana nos da ejemplos de algunas de las obras en la narrativa peruanas escrita por mujeres en las que se utiliza esta técnica para enfatizar la atmósfera o al personaje central, así tenemos: Blanca Sol de la moqueguana, Mercedes Cabello; Indómita de la limeña, Angélica Palma; El truco de los ojos y Ximena de dos caminos de la cerreña Laura Riesco; también en Ranchos de caña y Sombras y rumores de las iqueñas María Rosa Macedo y Gaby Cevasco, respectivamente, etc. Así como en Mrs. Dalloway de Virginia Woolf, ellas utilizan el monólogo interior para caracterizar esta fusión del mundo real y el mundo interior. Y, finalmente nos encontramos con «Polvo» de Jennifer Thorndike un texto inmerso en el mundo de la especulación, de la imaginación, en fin, de la asociación de momentos febriles, que confunde verdad y ficción y frente a la inseguridad y tensión de esta extraña relación, este cuento nos plantea la necesidad de más modelos de familia y una redefinición de roles.

Esther Castañeda y Elizabeth Toguchi *


* Esther Castañeda y Elizabeth Toguchi, Investigadoras y Editoras.

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