Hello, Gooodbye
Universidad de Salamanca
Periodista mexicano y estudiante del Máster en Estudios Latinoamericanos
“Dicen que soy una niña mala y que estoy loca. Quizá tengan razón”. La joven escritora peruana Jennifer Thorndike (Lima, 1983) ha despabilado a las letras de su país con una actitud transgresora y desafiante que la hace declarar sin ambages: “Soy escritora y también diseñadora, bisexual, feminista y activista por la diversidad sexual”.
Jen, como la llaman, es integrante de esa generación de rompimiento de los paradigmas tradicionales. Los escritores noveles en Latinoamérica definen una postura intelectual y política cada vez más temprana, y con firmeza. Los prestidigitadores posmodernos se hacen oír, y lo hacen desde todos los medios y despojados de lastres.
El año pasado, la autora despertó la curiosidad del ambiente literario limeño con la publicación de su primera compilación de cuentos: Cromosoma Z (2007), un crisol de relatos cortos que, a partir de técnicas narrativas experimentales, propone historias urbanas de locura, bisexualidad, pasiones desbordadas, violencia o fetichismo.
¿Cómo es que se puede definir una vocación de forma tan temprana y decidida?
Escribo desde que tengo quince años, creo que desde ese momento supe que era lo que quería hacer. Escribir para mí es una pasión, es lo que más me hace feliz, pero como todos los escritores somos una contradicción (como dice Marguerite Duras), escribir no es sólo un placer, sino es estar comprometido con uno mismo. Y ese compromiso trae responsabilidades, siendo la principal ser consciente de que lo que haces es lo que de verdad quieres hacer, y va en relación con lo que quieres conseguir.
Es muy difícil. Creo que todavía hay mucho miedo, miedo a perder lo que se tiene y que se podría dejar de tener por revelar una identidad sexual diferente a la heterosexual. Lo único que queda es, como decimos acá, zurrarte, que es no tomar en cuenta lo que dicen los demás para tratar de ser quien en verdad eres y no vivir una doble vida. Eso es lo que he hecho, pero siempre hay un precio que pagar, eso no lo dudo. En mi caso, he preferido hacerlo porque considero que no hay nada malo con lo que hago y merezco el mismo respeto que cualquiera; además siempre he buscado hacer aquello con lo que me siento más feliz. Considero que he tenido mucha suerte, pues tanto mi familia como mis amigos cercanos han respetado mi orientación sexual sin ningún tipo de rechazo. Sé que esto no pasa siempre, sé de historias de salidas del closet dolorosas y terribles, por eso me considero afortunada.
Se ha avanzado mucho en ese tema, pero siempre existe la controversia, el rechazo y hasta discriminación hacia ciertos temas. Sin embargo, las nuevas generaciones (los chicos que ahora tienen entre 14 y 16 años) son más receptivas y toman estos temas con una mayor naturalidad.
Es importante en cuanto se sepa reconocer qué es lo que es verdadero o falso para uno. No todo lo que dicen es siempre cierto o una verdad absoluta, es importantísimo formarse una opinión y voz propia. De hecho sí creo que hay que leer mucho y que hay que conocer la técnica, pero la capacidad de creación no te la puede enseñar nadie.
Ninguna, justo me lo preguntas cuando he pasado por una crisis vocacional fuerte. Lo que sucede es que estaba decidida a estudiar literatura (algo que no pude hacer cuando terminé el colegio), pero me he dado cuenta que la vida académica no es mi fin. Lo que quiero hacer es escribir, no enseñar literatura, no ser investigadora o crítica de textos. Es por eso que decidí no entrar a la universidad, creo que el oficio de escritor se cultiva escribiendo, ejercitando la escritura, recibiendo y aceptando críticas constructivas para mejorar la técnica (que debe ser el camino para encontrar un estilo propio) y leyendo mucho, seleccionando las lecturas de las que puedes sacar algo.
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Pues pensé mucho en irme a Argentina, primero porque ahí la universidad es gratuita y segundo porque creo que quizá ahí podría encontrar lo que quiero en cuanto a literario, pero al final sigo acá. Supongo que primero tendría que ver cuán factible es y cuán cómoda me siento en otro lugar que no es Lima para poder tomar una decisión tan importante.
Qué más quisiera yo que solamente escribir, debe ser el sueño de todo escritor, pero, lamentablemente, a menos que seas un best seller, no se puede vivir de eso. Yo estudié diseño publicitario y digamos que es lo que me da de comer. La verdad es que ahorita estoy pasando por un momento en mi vida en que siento que tengo que tomar muchas decisiones y todavía no tengo las cosas muy claras. Por eso no estoy trabajando (en un trabajo fijo, pero sí como free lance) y quiero también investigar para escribir mi segundo libro, porque querer escribir es lo único que tengo claro... y querer escribir algo que supere lo que ya he escrito antes.
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Mi apellido es inglés, de por allá viene, pero acá en Perú estamos hace muchos años, tantos que nadie vivo ha conocido a algún pariente inglés.
Puede ser. Cuando uno está escribiendo algo, se vuelve mucho más receptivo, todo el entorno puede influirte. Desde una forma de escribir hasta una casa abandonada que viste mientras viajabas en autobús. Ahora, la cosa es encontrar una voz propia, un estilo y eso es muy difícil. O sea, que no te copies de nadie, pero pienso que para eso se necesita un proceso de aprendizaje y experimentación. Alicia en el país de las maravillas es uno de mis libros favoritos, grande Lewis Carroll, el nonsense es una corriente que me encanta, muy difícil de reproducir con calidad. De Saramago, pues el Ensayo sobre la ceguera fue una novela que me hizo preguntarme qué haría yo en esa situación. Hesse me acompañó a lo largo de mis años de adolescencia. El lobo estepario es un libro con el que me identifico muchísimo. Almodóvar es un maestro, pero prefiero al Almodóvar desenfadado, aunque todas sus películas me fascinan menos dos: Laberinto de pasiones y Carne trémula. Habrás visto que admiro a Carmen Maura y que por ejemplo, en “Volver”, su actuación influye mucho en la trama. Eso hace que la película se torne más interesante y que tenga más matices, a pesar de que creo que no es lo mejor que ha hecho el director.
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Las ideas están en todas partes. A veces en cosas que ves, en cosas que te pasan, en cosas que te cuentan. A mí me ha pasado que he estado en un bus o caminando y tengo una idea o veo algo que puedo usar y siento que va a servirme para lo que escribo. A eso le llaman el "germen", a veces hay ideas que te parecen muy buenas en un principio, pero luego no toman forma y también otras que no te convencen mucho, pero que de pronto encajan en un texto. El proceso de escritura para mí va así: yo escribo cuando siento la necesidad imperiosa de hacerlo, está mal quizá no tener una metodología, pero creo que no hay fórmulas perfectas para esto, cada escritor tiene su forma y en cuanto a él o ella le funcione, pues está bien.
En realidad siempre hay temas que aparecen cuando escribo, algunos tiene que ver con mi activismo o con mi identidad sexual, otros no. Creo que aparecen en medida que se necesitan para lo que esté escribiendo. De hecho, el tema del encasillamiento siempre es un problema, no quiero que se piense que de lo único que puedo escribir es de identidades sexuales, pues eso sería ponerme un límite a mí misma y a mis letras. Para Cromosoma Z fue necesario seguir con esa línea, pero yo no sé si eso también se muestre en mis siguientes libros.
Ahora hay editoriales que están más abiertas en cuanto a los temas, más abiertas también a publicar gente nueva, no se cierran como las editoriales grandes, apuestan por otros escritores y por otros públicos. Considero que para un novel siempre dar el primer paso es difícil, independientemente de ser mujer, bisexual, etcétera. Uno tiene que esquivar prejuicios, negativas, entre otras cosas. El tema económico también juega un papel importante, pues la mayoría de las editoriales independientes trabajan con coediciones. Es un trabajo fuerte, pero creo que en cuanto encuentras a alguien que realmente está dispuesto a apostar por tu trabajo, y tu trabajo es bueno, las cosas comienzan a caer por su propio peso.
¿Cómo describirías, entonces, el entorno literario peruano actual?
Hay muchas editoriales independientes que apoyan a los nuevos escritores o escritoras, eso es bueno para nosotros y también para los lectores, quienes están en todo derecho de tener más opciones de donde escoger. En cuanto a lo de la crítica, prensa, es un tanto difícil internarse, pero yo he trabajado mucho para poder conocer gente, para encontrar a personas que puedan apoyarme, gente que ha creído en mi trabajo y que me ha ayudado a continuar. Un escritor novel tiene que moverse para hacerse conocido. Si no lo hace uno mismo, nadie se mueve por ti.
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Lo que pasa es que creo que lo que hay es una gran falta de ganas y mucho desencanto por lo que han hecho las generaciones que nos precedieron. Y también una eterna duda: ¿hacia dónde ir? ¿Individualismo o colectividad? Otra de mis contradicciones es que yo tiendo al individualismo, es por eso que no milito en ningún grupo a pesar de tener ideas "colectivistas" como el feminismo y la lucha de derechos para la comunidad Lésbico Gay Transexual Bisexual (LGTB). ¿Tú entiendes por qué siempre estos grupos tienden a la izquierda radical? Acá se hizo la Cumbre de la Unión Europea y, paralelamente, se realizó una Cumbre de los Pueblos. ¿Cómo es que estos grupos pueden invitar a Evo Morales o a Hugo Chávez para que vayan a hacer el cierre? ¿Qué tendrá que ver el feminismo y la lucha por la igualdad LGTB con ellos? Esto estaba en uno de los lineamientos de la cumbre. Entonces, citar a estos personajes no creo que ese sea el camino para llegar a estos objetivos.
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